La economía Argentina tiene solo
un ancla y es el Presidente del Banco Central. No hay otra. Pues bién, lamento
decir que estamos a punto de perderla. Así como elogié a Juan Carlos Fábrega cuando
logró frenar la corrida cambiaria aumentando la tasa de interés en pesos,
propiciando una fuerte absorción monetaria y sobre todo emitiendo la circular A
5536 del BCRA que restringió la tenencia de activos en moneda extranjera de las
entidades financieras de manera de quitar presión sobre el dólar, hoy debo
necesariamente criticarlo. En
rigor de verdad, estoy convencido que Fábrega aprobó a regañadientes la medida.
Las inconsistencias técnicas desde el punto de vista de la microeconomía
bancaria son importantes.
En el día de ayer 10-06, el BCRA emitió el Comunicado P 50401 y las sucesivas circulares A 5590, A 5591, A 5592 y A 5593.
En el día de ayer 10-06, el BCRA emitió el Comunicado P 50401 y las sucesivas circulares A 5590, A 5591, A 5592 y A 5593.
Las medidas impuestas se resumen
en las siguientes:
A 5590. Límites a tasas de interés a cobrar por créditos personales y prendarios. En efecto las tasas no pueden superar el nivel de la tasa Lebac a 90 días multiplicada por un factor de 1,45 para los créditos personales, y por un factor de 1,25 para los prendarios, lo que implica una tasa máxima de 38,9% y 34% anual respectivamente. Esto corresponde a las entidades que poseen más del 1% del total de depósitos. Para las restantes, los factores serán 1,8 para préstamos personales y 1,4 para prendarios. Límites a las tasas de tarjetas de crédito. Esta tasa, por ley, no puede superar más de 25% el costo de los créditos personales. Con lo cual quedarán sujetas a un tope de entre 49% y 60% para ese costo, según el banco.
A 5591. Obliga a los Bancos a pedir autorización en caso de pretender aumentar costos y comisiones.
A 5592. Se introduce el Costo Financiero Total Nominal Anual, como fiel expresión del costo de endeudamiento, con el objeto de evitar distorsiones. La modificación obedece a que el uso de la Tasa Efectiva Anual supone la capitalización mensual de los intereses devengados sobre cada crédito y también sobre los conceptos computables en el CFT, (como el IVA y los seguros), lo cual no condice con el hecho de que esos intereses son cobrados mensualmente, toda vez que el 98% de los deudores se encuentra en situación normal.
A 5593. Las entidades financieras no reguladas por el BCRA (cooperativas, mutuales, tarjetas no bancarias, financieras, etc.) deberán registrarse. Además no podrán prestar a una tasa mayor del 54% anual (equivalente a Lebac a 90 días por 2) si pretenden fondearse a través de bancos, ya sea por medio de préstamos o de fideicomisos financieros. Si utilizan fondos propios, en cambio, no tendrán tope sobre las tasas que cobren.
Seamos justos, medidas que intenten controlar y auditar tanto a los excesos sobre las comisiones cobradas por la provisión de servicios financieros, como a las entidades financieras no reguladas, tienen mi visto bueno y son de necesaria y permanente discusión. Impedir el cobro de tasas usurarias no solo tiene mi aprobación, sino la de todo el mundo. Sin embargo, la imposición de tasas de interés máximas y regulación de spreads bancarios, bajo el actual escenario económico, es un error muy importante, sobre todo, en momentos de relativa paz cambiaria y cuando aún esperamos decisiones de Nueva York sobre el tema Holdouts. Parece que economía ganó su segunda batalla al BCRA, lo cual es una clara debilidad para el sistema. En esta guerra el tanteador está 2 a 1 a favor de economía y recién vamos por 20 minutos del primer tiempo.
En Argentina los decisores de
política económica tienen la costumbre de ver a la economía, y el impacto de
las medidas, solo en equilibrio parcial. Un solo lado del mostrador parece ser
la única mirada global posible. Vaya paradoja. Es absolutamente necesario
entender una cosa. El sistema económico argentino devuelve una tasa de
inflación de 35% anual como piso. A este esquema se agrega una fuerte
restricción externa que nos muestra dólares con cuenta gotas, reservas al
límite, un déficit fiscal mayor al 4% del PBI y una caída importante del nivel
de actividad. La Unión Industrial Argentina muestra en su informe de actividad
N° 5 del 2014 que durante el mes de abril la producción
industrial se contrajo en un 3,7% interanual y 4,3% en forma
desestacionalizada. Además, el primer cuatrimestre muestra una caída del 2,2%
interanual.
Está muy
claro que es necesario reactivar el nivel de actividad, pero no podemos hacerlo
incentivando nuevas presiones sobre el dólar. Ejemplo, si la tasa de plazos
fijos se redujera con fuerza, a donde creen que irá el dinero que se retire de
los mismos? Obvio, al dólar. Nuestro país es así. Para producir mejoras reales
se necesita cierta calma sobre el billete verde. La relativa Pax Cambiaria aún
no se puede traducir en calma, ni mucho menos. Los funcionarios hablan de
sintonía fina cuando aún ni siquiera terminamos de hacer el revoque. Recrear
condiciones crediticias y expandir el crédito para liberar las “fuerzas
productivas” debe ser parte de un sistema y no de una medida parcial. Ese
sistema debe tener como premisa la reducción sistemática de la tasa de
inflación. Este es el nudo gordiano del asunto. Expandir el crédito y disminuir
la presión sobre el dólar supone también mirar el otro lado del mostrador, el del ahorro. Que equilibrio tiene un sistema
que pone un techo a las tasas de interés e intenta, con absoluta lógica,
reducir el costo del crédito pero
castigando al ahorro? Inducir tasas de referencias máximas y regular el
spread bancario es una buena noticia para el tomador, pero mala para el
ahorrista.
En criollo,
inflación del 35% anual y tasas de Plazos Fijos del 20%? No cierra. En
consecuencia no hay sistema posible, esta negociación no contribuye a lograr un
final feliz para las partes.
Las
experiencias pasadas en este sentido por más de 20 años (1955 – 1980) muestran,
como consecuencia, una restricción del crédito en cambio de una expansión. En
las condiciones actuales los bancos se sentirán más cómodos prestando al
central al 28%, achicando estructura y acotando las tasas pasivas que
expandiendo los préstamos. Es cierto que países como Alemania, Francia, Chile,
Colombia o Uruguay fijan explícitamente tasas de usura que penalizan
fuertemente, y está bien. Pero lo hacen bajo un sistema coordinado y auditado
conjuntamente con las variables económicas, sistema que a propósito dista mucho
de ser la panacea. Además estos países tienen una economía muy diferente a la
nuestra. Por empezar los europeos tienen anualmente la tasa de inflación que
nosotros acusamos en un mes. Los latinoamericanos están más dispersos, pero en
promedio, cuentan con una inflación anual igual a dos meses y medio la nuestra.
De nuevo,
si sesgamos el análisis sesgamos las medidas. El equilibrio se logra a través de
una perspectiva general, las visiones parciales no ayudan, por el contrario,
dañan. Los bancos han cometido errores y los siguen cometiendo, pero la
solución proviene de elegir las batallas y no de pelearlas todas juntas
comprometiendo el sistema. Un error que el gobierno nacional ha llevado a otros
ámbitos.
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