Y si aquí
estamos, se veía venir….con un salto devaluatorio del 18% de un saque el día
23-01-2014, en una semana para el olvido. A esto debemos agregar
un ritmo de devaluación anualizada que arroja la friolera de 375% hasta la
fecha. No íbamos a devaluar porque traería pérdida del poder adquisitivo medido
en dólares, pérdida de salario real y como consecuencia jaque a los que menos tienen
y DEVALUAMOS. No íbamos a caer y estamos cayendo. No íbamos a……pero lo estamos
haciendo.
Que estaba
sucediendo desde el punto de vista de la percepción? Puesto en buen romance, la
desconfianza en la política económica implementada por el actual gobierno y en
la capacidad para gestionar estos duros momentos es enorme. Si a eso le
agregamos la incapacidad para formar y anclar expectativas que se tiene desde
las más altas esferas de decisión, nos encontramos con un cóctel poco menos que
explosivo. Anclar expectativas? Así es, intentemos bajarlo a tierra. Ud., yo y
todos nosotros tomamos decisiones en función de lo que pensamos que va a
ocurrir, así de simple. El cómo los
agentes económicos formamos expectativas es un camino algo más complicado para
explicar, así que se lo dejamos a la teoría económica puesto que no es
relevante aquí. El punto central es que si no existe ningún horizonte de
previsibilidad estaremos muy nerviosos tratando de proteger nuestros bienes. Los
pesos son parte de los mismos. Claro está que en este camino podemos cometer
muchos errores, incluso ser absolutamente irracionales en nuestro
comportamiento (aunque ir al dólar parece ser racional a la luz de los
acontecimientos). Y en que variables deben estar ancladas las
expectativas?. En la tasa de inflación
esperada, en el tipo de cambio nominal esperado, en la tasa de interés
esperada, en fin, en algo que nos otorgue cierta certidumbre sobre los
acontecimientos que están por venir. Y como sigue?. Pues que descontaremos esos
acontecimientos futuros otorgando una cierta probabilidad de ocurrencia y como
consecuencia de ese proceso actuaremos y decidiremos hoy. Permítame una
digresión, hay quienes dicen que los argentinos utilizamos el proceso de Backward
Induction en relación al dólar y la devaluación. Es decir nos hemos convertido en
John Nash y estamos haciendo un aporte brillante a la teoría de los juegos. Esto es, consideramos nuestras decisiones teniendo en cuenta las
decisiones del otro, y muy especialmente, sabiendo que el otro va a tener en
cuenta nuestras decisiones. Lo que produce la multiplicación de las sospechas:
él piensa que yo pienso que me va a defraudar, así que lo va a hacer porque
estima que yo ya tomé las represalias por esto, aunque él jamás lo hubiera
hecho. O sea, imaginar cual va a ser el escenario final de una serie de
decisiones encadenadas para, entonces, tomar la primera decisión en virtud de
ese escenario final. Lo que sucede es que hay dos grupos que pelean por definir
cuál será el escenario final, el gobierno por un lado y todos nosotros por
otro.
El proceso de
formar expectativas en los agentes económicos para que tomen decisiones con
cierta previsibilidad, de manera de garantizar un camino suave, sin tantos
vaivenes, más aburrido, incluso en tiempos difíciles, es una materia
pendiente, con ciertos matices, en toda la historia económica argentina y por
supuesto no es privativa de este gobierno.
Tomemos como
ejemplo la Reserva Federal de EE UU. Por qué creen Uds que el anterior FED
Chairman Ben Bernanke se pasaba horas explicando la estrategia de política
monetaria?. Por qué existen además una catarata de indicadores informando sobre
la marcha de la economía real provenientes de diferentes institutos académicos
y/o técnicos?. Por qué la FED utiliza target de variables como la tasa
de desempleo para auditar la marcha de la economía o target de inflación para
manejar las tasas de corto plazo?. Pues claro, para formar expectativas, para
dar un horizonte de previsibilidad sobre todo en momentos difíciles. Aclaro, no
tengo ninguna intención de tirar flores sobre la FED o EEUU, es cierto que
bastantes problemas trajeron con la crisis del crédito del 2008 y causarán otro
tanto a los emergentes con las políticas monetarias de la FED. Pero no es menos
cierto que tuvieron éxito en el objetivo de estabilizar al país e incluso a una
economía global que se veía muy negra. Ahora está muy gris. Nos guste o no EE
UU aún marca las pautas a nivel global y lo hará todavía por un buen tiempo,
incluso con los nuevos giros de la geopolítica actual y el ascenso de las
economías asiáticas. Es por este motivo que es tan importante anclar
expectativas, y si alguno lee mis tweets verá que es una frase que repito con
mucha frecuencia.
Ahora bien, vayamos
a la macro local, que se supone que intenta hacer el gobierno nacional con este
salto devaluatorio?. Rapidito y a mi entender, darle una mejora de aprox. 23%
(tomando en cuenta las depreciaciones del 22 y 23-01-14) a los sectores
exportadores de manera que tengan mayores incentivos a liquidar por ej. cosecha
de soja. Según el gobierno nacional existen aún unos USD 4.000 Millones
retenidos en silos bolsa, y que deben ser liquidados para recomponer algo de la
pérdida de reservas del orden de USD 14.000 Millones que el BCRA viene
sufriendo desde la instauración del cepo cambiario en octubre del 2011. Según
el propio Jefe de Gabinete una cotización oficial en torno a los 8$/USD es de
convergencia y por lo tanto consistente con el actual “estado del arte” de la
economía argentina. Obviamente el BCRA debería clavar la cotización en torno a
ese valor, de manera que el sector exportador ya no encuentre mas “excusas” y
termine por liquidar lo que supuestamente retiene. Y con el levantamiento a la
restricción de dólares para atesoramiento?. Pues descomprimir el mercado
paralelo (by the way producto del cepo cambiario) de manera que el pequeño
ahorrista pueda ir al oficial con un recargo del 20% a cuenta del anticipo de
ganancias, salvo que lo deje depositado en una cuenta a la vista por 365 días, con lo cuál no se aplica el porcentaje mencionado. Quedaría en un dólar de $9,60. Veremos cómo se implementa.
Que estaba
sucediendo en la economía?. En primer lugar un proceso circular y claramente
vicioso. Una devaluación por goteo de 0,6 a 0,8% diaria que en principio no
tenía fin. Esto implica que al esperar mañana una mayor devaluación los
sectores importadores adelantan operaciones para ganar (o no perder) en el
proceso y los sectores exportadores se mantengan expectantes por la misma
razón. El resultado, no se recomponen reservas, pero además se siguen perdiendo a razón de USD 100 Millones
diarios, producto de la necesaria intervención para sostener ese gradualismo
devaluatorio. O sea, contrarrestando el plan original que era liberar el tipo
de cambio para no perder reservas. Las reservas se van igual. Al viernes
24-01-1014 se encuentran en USD 29.100 Millones según datos del propio BCRA.
Está claro que hay un problema de stocks, pero la dinámica (la película) es aún
más complicada.
Si alguno leyó o
lee mis tweets habrá visto que hice mucho hincapié en que tanto una
devaluación gradual como un salto devaluatorio son ambos nocivos, y estuve y
estoy en desacuerdo. Con el primero porque no parás de perder reservas y con el
segundo porque castigás a los sectores medios/medios bajos y provocás un salto
en la tasa de inflación que ya está en el orden del 35% anual, para ser
benevolente (la última encuesta de la Universidad Di Tella la ubica en el
37,6%). La consultora Elypsis que releva 140.000 precios diarios publicados en
internet ubica a la inflación de diciembre pasado en 3,4%, lo que anualizado
podría llegar al 49%.
Por el contrario
mi idea era la de dar una señal clara a los mercados acelerando el proceso de
arreglo a nivel internacional (CIADI, Club de Paris) por lo menos en sus
condiciones básicas, de manera de volver a los mercados voluntarios de deuda
internacionales con el claro objetivo de recomponer stock de reservas. Estoy
convencido que este proceso (que se está
dando pero no con la decisión que debería tener), podría haber tenido un final
relativamente feliz en el 2014. Una recomposición del stock de reservas es una
señal clara de vuelta al control de la política monetaria y cambiaria. En el
2008 el BCRA tuvo que enfrentar un fuerte ataque especulativo contra el peso,
producto de la crisis del 2008, y no escatimó en vender de manera de avisar
sobre quien tenía la sartén por el mango. Obviamente en ese período las
reservas eran del orden de USD 50.000 Milllones, otro escenario. Con este
proceso en marcha podíamos retrasar la corrección cambiaria, hasta tanto
empezáramos a tener señales de cierta recomposición de reservas. Paralelamente podíamos haber puesto en
funcionamiento un Plan anti-inflacionario de largo plazo, donde debe existir
una perfecta coordinación entre el frente fiscal y la política monetaria y
cambiaria. El techo al dólar paralelo se podía dar vía suba de tasa en pesos (a
propósito el BCRA acaba de convalidar una tasa de 25,6% en su última colocación
de Lebacs, lo que claramente se toma como una referencia de la tasa pasiva
bancaria). El trade off nos indica que seguramente hubiéramos resignado
crecimiento en el proceso, pero podríamos haber estabilizado al paciente hasta
su recuperación. Nadie quiere hablar de ajuste fiscal, yo tampoco, sin embargo
hoy con el actual proceso devaluatorio, la alta inflación y la presión
impositiva, el ajuste es fenomenal. En fin, los tiempos se acortaron y nos
llevaron puesto.
Aún creo que hay
margen para un ajuste gradual que lleve a converger a las variables
fundamentales, margen que se achica considerablemente con cada día perdido sin
tomar las medidas adecuadas. Y, por si estamos esperando vientos de cola, no
nos olvidemos que la FED continuará con la reducción de los estímulos
monetarios aunque en forma gradual. Eso significa, tasas de largo más altas en
los mercados desarrollados, salida de capitales de mercados emergentes y
precios de commodities en un techo. O sea ciclo mundial de dólar más caro,
señales que no son particularmente positivas para Argentina, sobre todo
pensando en los ingresos futuros.
Pero el problema
de fondo son el nivel de stock de reservas y su actual dinámica?. No, esa es la
consecuencia de un proceso de deterioro de variables fundamentales cuyo mayor
problema encuentran eco en el actual déficit fiscal y tasa de inflación y su
dinámica creciente.
Veamos, el problema nació en la manipulación del IPC
(índice del precios al consumidor) que contribuyó a alejar el financiamiento
externo, por lo cual había que atender deuda externa con ahorros propios
(domésticos). Aquí comienza a aumentar la necesidad de dólares, la inflación en
franco ascenso generó expectativas de depreciación y las tasas bajas generaron
incentivos a dolarizarse. Cuando la salida de divisas para atender pagos de la
deuda conjuntamente con la dolarización de ahorros hizo deficitario el balance
comercial comenzó la pérdida de reservas. El balance de pagos continuaba siendo positivo, dado que la cuenta corriente
lo era. Para fines del 2010 una corrección cambiaria con un aumento paulatino
de las tasas de interés mientras volvíamos a los mercados de créditos
internacionales, tal vez hubiera sido suficiente service para un auto con mucho
kilometraje, en cambio en 2011 se optó por mayor controles y presión
tributaria.
Por otro lado tenemos
un problema fiscal. El gasto público del gobierno nacional está cerca del 30% del PBI
y consolidado es aprox. el 50% y crece al 30%
anual (según crecimiento de 2013 – aunque el presupuesto 2014 dice que será de
19,2%). Si la tasa de crecimiento del gasto es mayor a la de ingresos (del
orden del 25%), tenés un problema digamos financiable. Si lo es por un período
largo de tiempo, tenés un problema intertemporal ya más difícil, que no te deja
muchos argumentos para otra cosa que no sea agarrar la maquinita y comenzar a
emitir con el objetivo de monetizar el exceso de gasto y sostener la demanda
agregada a través del consumo por ejemplo. La
tasa de expansión monetaria está en el orden del 30% anual. Pero si además
tenés un problema de confianza en el peso por una devaluación e inflación
creciente, seguramente buscarás desprenderte de ellos, aumentando así su
velocidad de circulación. Efectivamente la velocidad de circulación aumentó en
la Argentina, a pesar que la base monetaria estuvo relativamente quieta los
últimos meses debido a las esterilizaciones del BCRA (en lo que va de enero el BCRA absorbió $11.200 Millones). A estas alturas la
ecuación cuantitativa del dinero M X V = P X T donde M es el circulante en
poder del público, V la velocidad de circulación, P el nivel de precios y T el
nivel de transacciones de la economía, ya casi es un dogma (palabra que no me
gusta) y nos dice que si emitís sostenidamente generás inflación.
Por eso hoy es posible que aún con
reducción de emisión monetaria por debajo de la tasa de inflación, suba de tasas
en pesos, devaluación cambiaria como la de la semana pasada y levantamiento con
cuenta gotas del cepo, no sea suficiente. Lo hubiera sido hace un año y medio
atrás. Coincido con el economista Eduardo Levy Yeyati cuando dice en la edición
de hoy 26-01 del diario La Nación, y cito textual: “Para estabilizar al paciente hoy se necesita un tratamiento
sistemático y bien comunicado. Un programa monetario con una pauta de inflación
(basada en un índice realista y verificable) que incorpore explícitamente la
devaluación, el ajuste tarifario y la asistencia al Tesoro, para evitar
sorpresas, y acceso al financiamiento externo que relaje el cepo del Tesoro,
que succiona pesos y dólares del Banco Central y asfixia a la actividad y la
inversión. Para lo cual un primer paso sería aceptar de una vez la misión de
observación del FMI (que reciben anualmente todos nuestros vecinos y que, vale
aclarar, no impone condicionalidades de ningún tipo) y renegociar la deuda con
el club de París”.
Como diría
Germán Fermo, “nos hemos pasado el tiempo viendo a la economía en equilibrio
parcial e intentando soluciones parciales”. Ahora no hay más margen, de lo
contrario, vamos a estar en serios problemas.