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11 de junio de 2018

Implicancias del acuerdo con el FMI


Finalmente el acuerdo con el FMI y demás organismos multilaterales involucró la friolera de USD 56.000 millones por un período de tres años, el mayor en la historia del organismo con un país en relación a su cuota. El apoyo a Argentina ha sido elocuente, el carácter de rescate a la economía argentina, también. El primer desembolso se llevará a cabo el 20 de junio por un monto de aproximadamente USD 15.000 millones (el resto será precautorio), el mismo día que el país podría ser recategorizado como mercado emergente. Sobre los primeros USD 8.500 millones el costo es 1,96%, para el resto será más cercano a 4%. 

Se modifican además las metas fiscales e inflacionarias. Meta fiscal será de 2,7% para 2018 (se mantiene), 1,3% para el 2019 (desde 2,2%) y equilibrio fiscal para el 2020. El 2018 no tendrá meta inflacionaria, para el 2019 será de 17% y 13% para 2020.

El ministerio de finanzas se convierte ahora en el intermediario estrella. Será quién maneje el flujo de aportes. Las divisas ingresarán entonces al Tesoro nacional, no al BCRA, y este podrá venderlas por mercado a través del Banco Nación, acorde a sus necesidades fiscales. Es importante destacar este mecanismo, de modo que el BCRA no está obligado a adquirir las divisas ingresantes.  Recordemos lo siguiente; cada vez que el BCRA compra dólares que ingresan al país vía colocación de deuda o línea crediticia de organismos como en este caso, este debe emitir pesos ARS, que luego, dependiendo de la demanda de dinero (dinero endógeno), debe esterelizar vía venta de Lebacs. O sea, aumentan las reservas por el lado del activo de la hoja de balance de la entidad, pero también aumentan los pasivos monetarios remunerados. Este mecanismo fue el que produjo el enorme stock de Lebacs que hoy totaliza la friolera de ARS 1.200.000 milllones.

El Tesoro será un vendedor más en el mercado, pero no será quien maneje la política monetaria, esta está totalmente a cargo del Banco Central a través del ratificado Sistema de Metas de Inflación con tipo de cambio flotante. Claro está, el Tesoro es ahora capaz de abastecer la oferta de dólares y “ayudar” al central a administrar el tipo de cambio. Éste último mantiene su potestad para intervenir en el mercado cambiario solo cuando existan movimientos disruptivos de la divisa.

Por otro lado el nuevo programa contempla reducir los pasivos remunerados del BCRA a través de dos mecanismos: la aplicación del aumento de la demanda de dinero a la compra de Letras del Banco Central (LEBAC) y la venta de pasivos de mediano y largo plazo por parte del tesoro para comprarle al BCRA letras intransferibles emitidas por el tesoro. De esta manera se reducirá el stock de deuda del estado argentino consolidado y se alargará su perfil de vencimientos. Asimismo, estas operaciones reducirán el stock de pasivos de corto plazo del BCRA con relación a sus reservas internacionales.


Este proceso se implementará reduciendo a cero de aquí en adelante el financiamiento monetario del BCRA al fisco. Por otra parte, el Tesoro se ha comprometido a un esquema por el cual fortalecerá financieramente al Banco Central comprando Letras Intransferibles adeudadas con la entidad. El objetivo es que el tesoro compre al BCRA letras intransferibles por el equivalente en pesos a USD 25.000 millones a una velocidad que dependerá de las condiciones de mercado. 



A modo de ejemplo, si el Tesoro consigue pesos en el mercado con una emisión de deuda usará parte de esos pesos para cancelar anticipadamente deuda del Tesoro con el BCRA (Letras Intransferibles). Con lo cual esos pesos desaparecen del mercado. El propio mercado necesitará los pesos faltantes y la única manera de conseguirlos será vendiéndole LEBAC al Banco Central. De este modo al final del camino habrá menos LEBAC circulando y la misma cantidad de pesos. Asimismo, la deuda de corto plazo del BCRA se transformará en deuda a un plazo más largo del Tesoro.

Puesto en buen romance, la idea es ir reduciendo en el tiempo el stock de Lebacs y expandir plazos de las mismas, de manera de evitar los megavencimientos mensuales.

Otro hecho relevante es el fortalecimiento de la independencia del Banco Central. El Poder Ejecutivo enviará al Congreso un proyecto de reforma de Carta Orgánica del BCRA cuyos ejes principales serán el aumento de su independencia operacional y financiera al mismo tiempo que se le exigirá a la institución una mayor transparencia en la presentación de sus balances. Asimismo, se jerarquizará el objetivo de estabilidad de precios del BCRA y sus autoridades deberán rendir cuentas acerca del logro de sus objetivos.

Sin lugar a dudas el acuerdo es importante y alivia la presión financiera y cambiaria del país hasta el final del mandato del Presidente Macri, sin embargo hay dos cuestiones que resaltar:
      1- La volatilidad cambiaria seguirá estando al orden del día. El proceso de endurecimiento monetario golpea a las monedas emergentes en forma contundente, Argentina y Turquía fueron los primeros exponentes, luego le siguió Brasil y Sudáfrica.
      2- El acuerdo es un rescate, así debe tomarse. Es un signo de debilidad macroeconómica más allá del apoyo de la comunidad internacional. Ergo, la solución del problema sigue sin aparecer y ciertamente no es el FMI. Veremos…


5 de junio de 2018

Los números fríos luego de la corrida cambiaria y el acuerdo con el FMI

En el día de ayer el BCRA presentó el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de mayo de 2018. Nos guste o no escucharlo, los números son lapidarios. La expectativa de inflación para el 2018 subió 5 puntos porcentuales. De 22% que medía el REM de abril a 27,1% en mayo. O sea, en principio, la devaluación entre 22% y 25% producto de la corrida cambiaria, que dejó un tipo de cambio nominal en torno a los 25 USD/ARS, conlleva un pasaje a precios de 5,1%. El proceso de desinflación estaría virtualmente abortado. El 2017 finalizó con una inflación de 24,8%, 2018 tiene un piso de 27,1%.

Este mismo relevamiento anticipa un magro crecimiento para 2018 de 1,3%, con un detalle para nada menor, el 2° y 3° trimestre serían recesivos en -1% y -0,4% respectivamente. A buen entendedor, pocas palabras, nos esperan seis meses de estanflación, máxime con una tasa de referencia en 40% nominal anual.

Por otro lado, el acuerdo con el FMI por una línea crediticia stand by rondaría los USD 40.000 millones. Dicho monto, que aunque fuera en DEGs, son canjeables por dólares, entraría vía el Tesoro nacional y no a través del BCRA. La tesorería podría vender por Mercado las divisas a través del Banco Nación, según sus necesidades fiscales. Sería deseable que esta estrategia se materializara, dado que ayudaría al BCRA a administrar el Mercado de cambios, y no lo obligaría a emitir pesos ARS para comprar dichos dólares. El Banco Central además podría continuar con su estrategia de swap (intercambio) de lebacs cortas por largas, de manera de descomprimir los vencimientos en el tramo corto y evitar así los megavencimientos de todos los meses. Es posible que también exista un canje voluntario a bancos que involucre identica estrategia. Esto es, otorgar a los bancos Letras a mayor plazo a cambio de Letras mas cortas.

Recordemos lo siguiente; cada vez que el BCRA compra dólares que ingresan al país vía colocación de deuda, este debe emitir pesos ARS, que luego, dependiendo de la demanda de dinero (dinero endógeno), debe esterelizar vía venta de Lebacs. O sea, aumentan las reservas por el lado del activo de la hoja de balance de la entidad, pero también aumentan los pasivos monetarios remunerados. Este mecanismo fue el que produjo el enorme stock de Lebacs que hoy totaliza la friolera de ARS 1.200.000 milllones.