Al gobierno nacional se le complica
día a día llegar sin más sobresaltos económicos a la foto de despedida. Incluso
conteniendo las variables macroeconómicas: crecimiento, inflación, tipo de
cambio, tasas de interés. Hoy el problema económico ha cedido terreno a una
nueva crisis institucional, producto de la denuncia del fiscal Nisman y su
posterior fallecimiento bajo causas dudosas.
Leer entre líneas lo que proponen los
candidatos a la presidencia se hace absolutamente necesario. La decisión de solucionar
lo urgente en materia económica, para luego dedicarse a lo importante, es vital,
y no debería pasar de los primeros noventa (90) días del nuevo gobierno. Elegir
las batallas, y NO comenzar la guerra desde cero, en el frente económico, es
crucial.
El famoso cepo
cambiario se constituyó en un tiro a tres bandas. A la dificultad inicial para
realizar giros de dividendos hacia el exterior, se le agregó la restricción
manifiesta de ahorrar en dólares en octubre del 2011, para posteriormente poner
el pié sobre las importaciones. El manual no autorizado de la economía
argentina indica que la resolución de este dilema debería empezar por el último
de los males, de manera de ir liberando dólares para solucionar los dos
restantes. Esta secuencia de política económica no debe ser improvisada, por el
contrario, es necesario planearla con la debida anticipación, de manera que en
los doce meses correspondientes al 2016, pueda ser implementada con éxito.
La tasa de inflación está siendo
contenida a fuerza de la caída del nivel de actividad, consecuencia además del
mencionado cepo a las importaciones. Sin embargo, ha generado una fuerte
apreciación real del tipo de cambio. Esto es, Argentina ha ido perdiendo
competitividad frente a sus socios comerciales. El tipo de cambio real en
diciembre de 2014 alcanzó un nuevo mínimo desde diciembre de 2001. Como
consecuencia, una devaluación nominal parece ser inevitable, y de la magnitud
de la inflación diferencial frente a los socios comerciales. Por ejemplo, entre
un 20 y 25% si tomamos como referencia a Brasil. Conforme el Gobierno actual
evite realizarla, el atraso cambiario se profundizará dejando a la
administración entrante con menos grados de libertad (margen de maniobra) en la
ejecución de Política Económica. En promedio, la tasa de inflación anual a diciembre
de 2014 de nuestros socios ha sido del 4,2%, y las depreciaciones de sus
monedas fueron más aceleradas que el peso argentino. La pregunta que subyace aquí es si la próxima administración será capaz de lograr la tan ansiada unificación cambiaria y en cuanto tiempo.
Un párrafo especial merecen las
Reservas Internacionales, cuyo nivel actual acusa USD 31.285 millones. Si se
consideran los encajes en dólares de los bancos en el BCRA por aprox. USD 7.500
millones, créditos de corto plazo por USD 4.500 millones, deuda en default por
aprox. USD 1.300 millones, swap por USD 2.300 millones e importaciones pisadas
por USD 4.500 millones, el nivel de reservas netas no supera los USD 11.000 millones. Por esta razón el Presidente de la entidad ha tenido que profundizar
aún más el cepo a las importaciones.
Ningún equipo económico de los
actuales candidatos desea devaluar sin una política integral acorde. De hecho
no tendría ningún sentido. Por el contrario, la mayoría habla de poner en
funcionamiento un Plan Anti-inflacionario que implique una reducción gradual de
la tasa de inflación, sumado a un programa monetario y fiscal que fije metas
para el gasto del tesoro nacional. Solo así es posible “acomodar” el tipo de
cambio sin una crisis posterior. El problema, reitero, es el margen de tiempo
que tendrán para realizarlo. Claramente esto estará 100% supeditado al nivel de
desequilibrio que el actual gobierno deje.
A la coyuntura nacional debemos
agregar el contexto internacional. El dólar se sigue fortaleciendo a nivel
global, poniendo un techo al precio de los commodities y encareciendo futuras
emisiones de deuda a las que el gobierno entrante deberá seguramente apelar,
aunque racionalmente, si desea conseguir dólares financieros relativamente
rápido. Las probabilidades que la Reserva Federal de EE.UU suba las tasas de
corto plazo a partir del 3° Cuatrimestre, siguen altas, lo que de producirse,
profundizará el escenario mencionado. El jaque institucional actual tiñe de
dudas el horizonte hacia diciembre de 2015.