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21 de abril de 2014

De Matrix a las Finanzas Personales

Cuando Neo atravesó el portal el Arquitecto lo esperaba muy relajado. Ni lerdo ni perezoso comenzó su monólogo;

-Que aunque fuera el elegido es esencialmente humano, ergo algunas cosas entendería y otras no.

-Que esta era la sexta vez que rediseñaba la matrix y que la belleza de las primeras versiones solo era comparable con su monumental fracaso.

-Que la perfección digital no era compatible con el ser humano que permanentemente rechazaba el programa.

-Que frustrado pudo darse cuenta entonces que la respuesta lo evadía porque necesitaba parámetros de control menos perfectos.

-Que justo en ese momento, y no otro, se topó con un programa intuitivo, diseñado en principio para investigar ciertos “eventos” de la psique humana.

-Que el oráculo fue la respuesta que estaba buscando durante mucho tiempo dado que la solución era aceptada por el 98% de las variables de control (seres humanos), mientras a un nivel casi imperceptible se les permitiera cierta “libertad”.

El muchacho, que estaba filoso, rápidamente lo interrumpe;

-Elección, el problema es la elección.

Correcto, al fin saltó la laucha. El arquitecto solo pudo controlar a los seres humanos cuando entendió que debía otorgarles una especie de libre albedrío. O mejor dicho, que el ser humano creyera que podía decidir libremente aunque en realidad participaba en un delicado sistema de control. Este sistema obviamente generaba fluctuaciones hasta en sus ecuaciones más simples cuya consecuencia lógica era el surgimiento de la anomalía.

El problema de la elección constituye el cuerpo central de la escuela neoclásica que en sus supuestos básicos considera que los agentes económicos toman sus decisiones en forma racional y que disponen de información perfecta, lo que implica que cualquier cambio adoptado por un individuo es conocido por el resto. Aunque se ha defendido bastante bien de numerosas críticas, cierto es que existen innumerables casos donde las conductas humanas no tienen nada de racional. Los efectos manada en los mercados financieros son muestra cabal de cuán irracionales pueden ser los inversores en determinadas circunstancias. Aunque Ud. no lo crea, los inversores son también personas. Como diría Keynes “los mercados pueden permanecer irracionales mucho más tiempo del que Ud. puede permanecer solvente”

En economías más aburridas, con ciclos económicos menos abruptos, es probable que los dilemas de elección se presenten de forma menos estresante que en economías como la Argentina donde la mayor parte del tiempo nos tienen a los sopapos. Sin embargo aún así podemos comportarnos en forma irracional.

Casi finalizando su speech, el canoso ya anticipaba lo que Neo decidiría. Una serie de precursores químicos eran el desencadenante de una EMOCIÓN. El hombre estaba enamorado y en cambio de tomar el camino “destinado” para el elegido donde diseminaría el código y restablecería el proceso de manera de salvar a Zion y asegurar la continuidad de la raza humana, se perfila para tomar la puerta contraria con el único objetivo de salvar a su mujer de una muerte segura. Imagine Ud. espectador que hubiera pasado en su mente y en el éxito de la película por cierto, si el tipo hubiera tomado la decisión racional. Obvio, la historia hubiera sido un bodrio. Al interponerse una emoción, la elección fue completamente diferente a pesar de conocer las posibles consecuencias. Siempre es más lindo dejarse llevar por las emociones, pero en cuestiones de finanzas personales es muy sabio adaptar el autocontrol, sobre todo en el actual contexto económico.

Las emociones son parte ineludible del proceso de toma de decisiones. Son una constante para todas las personas aunque algunas pueden dominarlas en mayor grado que otras. No había necesidad de cambiar el auto puesto que el actual es bastante nuevo. Hubiera sido mejor ahorrar, pero la línea 2014 es espectacular y encima lo tienen en el color que me gusta. La zanahoria del test drive funcionó al pelo y terminamos con un auto nuevo. Tranquilo, aquí no se trata de evitar darse un gusto. Aún eligiendo esta alternativa, en el fondo Ud. es consciente que dicha decisión de consumo no afectará su nivel de vida, aunque tal vez tenga que ajustarse un poco los meses siguientes si el auto venía con impuesto incorporado. Dado su ciclo intertemporal de consumo, Ud. prefirió consumo presente a satisfacción futura. Por que? Entre otras cosas porque Ud. está descontando que el futuro es muy incierto. Esta conducta parece bastante racional en un contexto de alta inflación siempre y cuando tenga presente su restricción presupuestaria. "El futuro algún día llegará" y es mejor que lo encuentre lo más sólido posible.

En Argentina tuvimos corrida cambiaria, pérdida galopante de reservas, devaluación, inflación del 11%, suba de tasas en pesos, impuesto a los autos de lujo que no son tan de “lujo”. Pasamos de cero liquidación de soja a un relativo aluvión a razón de USD 600 millones por semana y de un mercado paralelo del dólar que parecía crecer hasta el cielo a una relativa Pax Cambiaria. Todo esto en un trimestre. Cuánto durará? Veremos, aunque algo hemos anticipado en anteriores columnas. Ahora bien, lo enumerado es información disponible, pasada y concreta. Pero, que sucede con la información insuficiente que nos bombardea todo el tiempo? A cuánta de toda esa “información” debemos prestar atención? Que probabilidad de ocurrencia debemos otorgarle? Salvo que tengamos "insider information" (información desde dentro), la mayoría de las personas debemos arreglarnos con lo que tenemos disponible. Es lo que hay.

Por lo tanto, que racionalidad podemos poner en juego a la hora de imaginar la forma en que se materializará el retiro de subsidios y como impactará en el ingreso disponible? Se aplicará o no un aumento del mínimo no imponible de ganancias? Intentarán reducir la inflación o seguiremos inflados? Reaccionará en algún momento el mercado inmobiliario? Habrá mejor acceso al crédito hipotecario? Podemos intentar dar alguna respuesta, pero la probabilidad de error es alta, sobre todo en un país como la Argentina. Sin embargo sí podemos hacer una cosa, PLANIFICAR. Planificar (y laburar) es la decisión más racional que se puede tomar en cualquier país y en especial en Argentina. Gastar a tontas y a locas, dado el cortoplacismo vernáculo, es un error.

Cualquiera sea la situación en la que Ud. se encuentre le aseguro que podrá enfrentar mejor los eventos futuros si planifica; y estará ciertamente más tranquilo/a. Las personas de grandes patrimonios deberán examinar si el diseño actual de las estructuras legales contribuye a proteger sus bienes. Si dicha estructura se corresponde o no con la carga impositiva. Si tiene su patrimonio correctamente diversificado tanto por rentabilidad como por riesgo aún en un horizonte conservador. Si la estrategia global persigue un crecimiento del capital en el tiempo y si además contempla algún régimen de sucesión. Si tiene planificado su retiro tanto para sí como para sus herederos.

Pero la planificación no es solo para personas de grandes recursos, todo lo contrario. La mayoría de las veces con la excusa de que la inflación es alta y perdemos poder adquisitivo, salimos a consumir lo primero que se nos viene a la mente. Es cierto, el peso no funciona como reserva de valor en forma permanente, pero mire las tasas actuales. Un plazo fijo devenga 25% de tasa efectiva anual. Muchos quieren aprovechar esta ventana y quedarse en pesos. El punto es que justamente argentina se mueve a través de ventanas de oportunidades y la mayoría de las personas no se comporta como un inversor profesional que nueve sus fichas como en un tablero de ajedrez. Más razón entonces para planificar. Aún el consumo debe ser planificado en estos tiempos. Conforme lo hagamos vamos a estar más seguros y hasta podremos tomarnos ciertas licencias. El contexto actual exige que seamos muy responsables con la administración de nuestros recursos. De Ud. depende estar mejor parado para aprovechar el nuevo ciclo de bonanza que sin dudas va a venir, aunque todavía tengamos largo año y medio por delante.

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