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19 de marzo de 2014

La carrera de la rata

Como se habrán dado cuenta hace una semana que el tipo de cambio oficial comenzó nuevamente a deslizar. Esto es a depreciarse gradualmente. Hoy (21/03 - 12:40PM) la cotización se encuentra en 7,995 lo que implica una devaluación semanal de 0,90%. Esto es gradualismo. Recuerdan que sucedió cuando a fines del 2013 y comienzos del 2014 vimos acentuada esta dinámica? Obvio, pérdida acelerada de reservas que terminó con un salto devaluatorio del 23% en la semana del 20-01-2014. Por qué volvemos a este escenario? Simple, desde la devaluación practicada a la fecha pasaron casi 60 días. El pasaje a precios posterior en este lapso fue de aproximadamente 8%, más allá del nuevo IPCNu, los precios cuidados y la mar en coche. Puesto en buen romance, te comiste el 30% de la devaluación real solo en 60 días!. O sea, seguís atrasando el tipo de cambio en proporciones “geométricas”.

Este germen de la devaluación que utilizamos como aspirina, puede llegar a “justificarse” cuando necesitamos incentivar a la economía real a través de un cambio en los precios relativos. Esto es, producimos a través de una devaluación que los bienes transables (exportables) se abaraten en términos relativos, lo que aumenta los saldos exportables mejorando la competitividad y rentabilidad del sector. Atención aquí, si existe capacidad instalada ociosa es probable que este mecanismo resulte virtuoso, como sucedió luego de la crisis del 2001. La economía Argentina entonces creció muy rápido. Si por el contrario los recursos están muy ocupados, el efecto será más lento. Qué condiciones objetivas se deben presentar para practicar una devaluación con efectos digamos “virtuosos”?. 1- Que el sector privado no esté endeudado en dólares, de lo contrario vas a producir quebrantos por todos lados. 2- Que el pasaje a precios posterior (pass through), que necesariamente se va a producir, pueda ser retrasado lo suficiente para reactivar la demanda agregada a través de la inversión. Es aquí donde podemos empezar a ver crecimiento genuino y licuar de alguna manera los efectos nocivos de una devaluación. Algo de esto se vio luego de la devaluación del 2002, pero el crecimiento de la tasa de inversión no llegó a completar su ciclo. Es obvio que para que el nivel de precios no se dispare, necesariamente debemos partir de un escenario de baja o nula inflación. Cuál es el efecto no deseado de esta medida? La transferencia de ingresos que se produce del sector de no transables al de transables. O sea, al abaratarse internacionalmente los bienes exportables, aumenta su demanda y vendemos más al exterior desabasteciendo el mercado interno. Menor oferta de bienes en el mercado interno, dado una demanda sostenida, vuelve a impactar en el nivel de precios. Es aquí cuando el estado debe intervenir con políticas sectoriales e incentivos a la demanda interna y a la producción local, sobre todo en las economías regionales, de manera de atenuar el impacto.

Ok, volvamos al presente. Es en este contexto que estamos devaluando? Ciertamente no. Lo que estamos haciendo es correr una carrera NOMINAL entre dólar e inflación. O sea devaluamos, se produce el lógico pasaje a precios y en un par de meses volvemos al punto de partida como en el juego de la oca, solo que ahora con más levadura. Pura NOMINALIDAD. 1/1 nos da 1 y 100/100 también. Con la diferencia que administrar el segundo cociente es mucho más difícil porque te encontrás en un régimen de alta inflación e indexación permanente (aunque indexar contratos no esté permitido legalmente). Es como la carrera de la rata popularizada por Kiyosaki, nunca llegás, siempre le corres atrás.

En síntesis, lo que estamos haciendo es instalar nuevamente un contexto de alta expectativa de devaluación. Como funciona esto? Simple, aumenta la demanda por dólares en todos los sectores, disparando la cotización del dólar paralelo. Los cueveros fuman en una garrafa, y están agazapados esperando que la vieja historieta se recicle. El sector asalariado e independiente hará lo que puede dadas las restricciones, algo relajadas ahora, de atesorar en dólares. El sector exportador tiende a reciclar viejas prácticas. Aguanta todo lo que puede de manera de lograr la mejor cotización posible. Para que voy a embarcar hoy si mañana el dólar va a subir. El importador realiza justamente lo contrario, adelanta todo lo que puede por la misma razón. Es justo decir que en este bendito país también existen otras artes, como la sub o sobrefacturación de manera de aprovechar algo la escalada del dólar paralelo. Esto sucede porque los empresarios son los malos de la película? Por supuesto que no. Aunque alguno con malas artes habrá, cierto es que son las “reglas del juego” que la economía presenta. Si el decisor económico genera estas condiciones, difícil es pedirle a los agentes económicos que no se adapten. Entendamos una cosa, esta especie de darwinismo económico donde la selección “natural” reproduce la supervivencia del más apto, viene de arriba hacia abajo y no al revés. Vuelvan a ver la histórica serie Cosmos de Carl Sagan, ahora reeditada y extrapolen a la economía doméstica.  Es por esta razón que quien debe marcar la cancha con buenas prácticas de credibilidad, confianza, pericia, eficiencia, claridad, buen clima de negocios es el gobierno nacional. Es por esta razón también que en lo personal exijo al gobierno nacional, fuere del color que fuere, mucho más que al resto de los actores. Razonable es pensar que malos hay y habrá siempre, pero eso no descarta predicar con el ejemplo. Demasiado simplificado el análisis dirá Ud? Puede ser, pero no necesitamos complicarnos mucho más.

Como verán, la principal variable, aunque no la única, que no nos “deja” ordenar el sistema es claramente la INFLACIÓN. Todo esto para decir que si no ponemos foco allí, a través de un Plan que no necesariamente tiene que ser complejo, pero que demuestre en el mediano y largo plazo una reducción en el nivel de precios, es imposible solucionar el entuerto en el que estamos. Podemos emparchar y seguir flotando hasta que el mercado nos vuelva a llevar puesto, las reservas se estresen y tengamos obligadamente que pegar otro salto devaluatorio. Perdón, de “convergencia de las variables macroeconómicas”.

Si entendemos que generamos inflación porque emitimos sostenidamente para financiar un déficit fiscal creciente, podemos entender entonces que el Plan necesita tener una coordinación fiscal y macro en general. Atención dije “generamos inflación con emisión sostenida”.  NO que el origen del fenómeno inflacionario en Argentina sea monetario. Hay una discusión al respecto que no vale traer a colación. Solo diré una cosa: la inflación existe porque existe el dinero. Así que por definición es esencialmente un fenómeno monetario, aunque no el único.  

Cuando menciono la palabra Plan no quiero significar ajustes de los clásicos, tradicionales y abruptos, aunque de hecho hoy el ajuste se está produciendo y ya sabemos dónde, el hilo se corta por lo más delgado. Si generamos las señales correctas en forma gradual, no necesitamos esperar los resultados definitivos. Conforme las expectativas cambian el círculo virtuoso comienza a desarrollarse. Por supuesto no es sencillo, por eso hablo de Plan y de Coordinación. Nada de lo cual parece verse hoy. Todo anticipa que seguiremos corriendo una carrera que no podemos ganar. A cuidar el bolsillo entonces.

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