I want to believe era la frase
que Mulder (Expedientes X) miraba a diario colgada de su pared. Casi como en un
acto de divinidad y sujeción absoluta. Eso lo alimentaba. Era tal vez la única
forma de autoincentivo. Es probable que los argentinos necesitemos de un ritual
de este tipo si pretendemos creer en algunos datos oficiales. Se acaba de
anunciar el IPCNu para el mes de febrero. El resultado de la
medición es de 3,4% de variación con
respecto a enero y de 7,2% con respecto a diciembre de 2013. Por qué es difícil
de creer este número? Sin entrar en tecnicismos, básicamente por dos motivos.
1- El mes de febrero recoge la mayor parte del efecto de la devaluación del 23%
de fines de enero. El pasaje a precios posterior se dio en todos los sectores aunque en forma diferencial,
algunos justificados otros no, pero el punto es que los aumentos existieron.
Como decía el general, “la única verdad es la realidad”. Consultoras privadas
anunciaban en promedio un 4,5% para febrero. El IPC del Congreso estuvo en
4,3%. Difícil entonces que la variación de precios de febrero sea menor que la
de enero. 2- Febrero tiene incorporado un arrastre estadístico de no menos de
2%. Vale decir que si lo descontamos (aunque para algunos no es técnicamente
correcto), en febrero solo tuvimos un aumento del 1,4%. Chupate esa mandarina. Parece
que rápido dejaremos de usar la palabra “sinceramiento”. Ahora bien, miremos el
índice desagregado: Alimentos y Bebidas 4%,
Indumentaria 1,4%, Vivienda y servicios básicos 1,3%, Equipamiento y mantenimiento del hogar 4,8%, Atención médica y gastos para la salud 6%,
Transporte y comunicaciones 3,9%,
Esparcimiento 2%, Educación 1,5%, Otros
bienes y servicios 4,1%. Prestemos
atención a los rubros resaltados. Rápidamente podemos ver que el promedio
general esconde lo que parece ser la realidad. Si hacemos un promedio entre lo
que necesitamos para alimentarnos, mantener nuestra salud y transportarnos, nos
da la friolera de 4,93%. Cada familia podrá realizar un promedio basado en
estos números según su propia canasta y podrá ver un impacto más realista.
Vivir en Argentina es como entrar
y salir de la matrix todo el tiempo. Escuchamos los datos oficiales y entramos,
vamos al súper y nos desconectamos volviendo a la realidad. Así actúa la
inflación, nunca sabemos dónde estamos parados. A lo primero todos queremos ser
Neo, hasta que te das cuenta que también él es una variable de control, algo
anárquico claro está, pero control al fin. Ahí ya no te gusta tanto, sobre todo
porque aún cambiando el libreto un poco, el final es conocido, y aquí nadie
tiene porque ser un mártir que se sacrifique por la causa. Por el contrario
todos queremos vivir mejor, prosperar y desarrollarnos en lo que sea que
decidamos hacer. Es tan difícil de entender? No todos pueden/quieren ser
militantes.
Por que el gobierno muestra una
variación de precios menor con respecto a enero pasado? Mi sensación es
que difícil sería negociar paritarias con un número creciente. Por lo tanto lo
que subyace aquí es un intento de mostrar una reducción en la tasa mensual de
inflación de manera de “inducir” un escenario
de menor pérdida del salario real. Un truco, los precios cuidados ponderan aproximadamente un 15% en el índice. Si le ponemos un "techo" al 15% de la canasta, es posible que el índice nos de menos dado que ese porcentaje de productos de la canasta no varió. Alguno podría preguntarse, por qué tanto lío
si igualmente 3,4% es un número alto? Cierto, vale el argumento. En este
sentido tengo tres cosas para decir. Primero, aún tomando el dato oficial, la
tasa de inflación anualizada da por encima del 40%. En la estratósfera.
Segundo, si suponemos que el promedio privado está aproximadamente cercano a
4,5%, la diferencia de 1,1% no es nada despreciable, lo que nos lleva a la
tercer y fundamental cuestión. Es en este 1,1% donde el gobierno nacional se
juega su credibilidad. Tanto si quisiera lanzar un Plan anti-inflacionario (cosa
que dudo), como si pretende mantener la economía a flote, la condición
necesaria es recrear escenarios de credibilidad y confianza. A estas alturas nadie
duda que la tasa de inflación está por las nubes, pero una cosa es mostrar
tasas realistas e ir reduciéndolas en el tiempo y otra muy distinta es seguir
dando palos de ciego. En la primera opción tenés un norte. Duro, complicado,
pero con horizonte. En la segunda opción estás en el limbo.
Tras cartón Moody´s bajó la
calificación de la deuda soberana argentina de B3 a CAA1. Ojo, con Outlook estable.
Algo así como, te pongo una calificación más cercana al default, pero te quiero
mucho. Más allá de la ironía y siguiendo con el razonamiento anterior, también
aquí podemos tomar dos caminos. Un camino en el que decimos que las calificadoras
son un desastre y que solo basta ver como actuaron en la crisis del crédito del
2008 en EE UU otorgando buenos ratings a activos basuras, o podemos hacernos
cargo más allá de las actuaciones de estas entidades. Los argumentos del
downgrade fueron pérdida permanente de reservas internacionales lo que sin
acceso al financiamiento internacional aumenta la vulnerabilidad, alta
inflación e inconsistencia de la política económica. Cierto es que más allá de
lo que pensemos sobre los servicios privados de rating service, nuestra
economía perdió más de USD 11.000 milllones de reservas en el 2013, tiene alta
inflación y ciertamente muestra fuertes inconsistencias.
La encrucijada que nos muestra el
doble camino se presenta constantemente. En lo que respecta a la inflación, los
números de enero parecían querer mostrar ciertas “ganas” de tomar el camino
correcto, los datos de febrero anunciados hoy, lo vuelve a poner en dudas.
Lejos de querer caer en frases hechas, en rigor solo hay un camino a tomar, el
correcto. En líneas generales todos más o menos sabemos cuál es el camino a
seguir. Esperemos que las decisiones “políticas” alguna vez estén en
consonancia con este. Parece difícil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario