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17 de marzo de 2014

El IPCNu de febrero nuevamente en dudas

I want to believe era la frase que Mulder (Expedientes X) miraba a diario colgada de su pared. Casi como en un acto de divinidad y sujeción absoluta. Eso lo alimentaba. Era tal vez la única forma de autoincentivo. Es probable que los argentinos necesitemos de un ritual de este tipo si pretendemos creer en algunos datos oficiales. Se acaba de anunciar el IPCNu para el mes de febrero. El resultado de la medición es de 3,4% de variación con respecto a enero y de 7,2% con respecto a diciembre de 2013. Por qué es difícil de creer este número? Sin entrar en tecnicismos, básicamente por dos motivos. 1- El mes de febrero recoge la mayor parte del efecto de la devaluación del 23% de fines de enero. El pasaje a precios posterior se dio en todos los sectores aunque en forma diferencial, algunos justificados otros no, pero el punto es que los aumentos existieron. Como decía el general, “la única verdad es la realidad”. Consultoras privadas anunciaban en promedio un 4,5% para febrero. El IPC del Congreso estuvo en 4,3%. Difícil entonces que la variación de precios de febrero sea menor que la de enero. 2- Febrero tiene incorporado un arrastre estadístico de no menos de 2%. Vale decir que si lo descontamos (aunque para algunos no es técnicamente correcto), en febrero solo tuvimos un aumento del 1,4%. Chupate esa mandarina. Parece que rápido dejaremos de usar la palabra “sinceramiento”. Ahora bien, miremos el índice desagregado: Alimentos y Bebidas 4%, Indumentaria 1,4%, Vivienda y servicios básicos 1,3%, Equipamiento y mantenimiento del hogar 4,8%, Atención médica y gastos para la salud 6%, Transporte y comunicaciones 3,9%, Esparcimiento 2%, Educación 1,5%, Otros bienes y servicios 4,1%. Prestemos atención a los rubros resaltados. Rápidamente podemos ver que el promedio general esconde lo que parece ser la realidad. Si hacemos un promedio entre lo que necesitamos para alimentarnos, mantener nuestra salud y transportarnos, nos da la friolera de 4,93%. Cada familia podrá realizar un promedio basado en estos números según su propia canasta y podrá ver un impacto más realista.

Vivir en Argentina es como entrar y salir de la matrix todo el tiempo. Escuchamos los datos oficiales y entramos, vamos al súper y nos desconectamos volviendo a la realidad. Así actúa la inflación, nunca sabemos dónde estamos parados. A lo primero todos queremos ser Neo, hasta que te das cuenta que también él es una variable de control, algo anárquico claro está, pero control al fin. Ahí ya no te gusta tanto, sobre todo porque aún cambiando el libreto un poco, el final es conocido, y aquí nadie tiene porque ser un mártir que se sacrifique por la causa. Por el contrario todos queremos vivir mejor, prosperar y desarrollarnos en lo que sea que decidamos hacer. Es tan difícil de entender? No todos pueden/quieren ser militantes.

Por que el gobierno muestra una variación de precios menor con respecto a enero pasado? Mi sensación es que difícil sería negociar paritarias con un número creciente. Por lo tanto lo que subyace aquí es un intento de mostrar una reducción en la tasa mensual de inflación de manera de “inducir” un escenario de menor pérdida del salario real. Un truco, los precios cuidados ponderan aproximadamente un 15% en el índice. Si le ponemos un "techo" al 15% de la canasta, es posible que el índice nos de menos dado que ese porcentaje de productos de la canasta no varió. Alguno podría preguntarse, por qué tanto lío si igualmente 3,4% es un número alto? Cierto, vale el argumento. En este sentido tengo tres cosas para decir. Primero, aún tomando el dato oficial, la tasa de inflación anualizada da por encima del 40%. En la estratósfera. Segundo, si suponemos que el promedio privado está aproximadamente cercano a 4,5%, la diferencia de 1,1% no es nada despreciable, lo que nos lleva a la tercer y fundamental cuestión. Es en este 1,1% donde el gobierno nacional se juega su credibilidad. Tanto si quisiera lanzar un Plan anti-inflacionario (cosa que dudo), como si pretende mantener la economía a flote, la condición necesaria es recrear escenarios de credibilidad y confianza. A estas alturas nadie duda que la tasa de inflación está por las nubes, pero una cosa es mostrar tasas realistas e ir reduciéndolas en el tiempo y otra muy distinta es seguir dando palos de ciego. En la primera opción tenés un norte. Duro, complicado, pero con horizonte. En la segunda opción estás en el limbo.

Tras cartón Moody´s bajó la calificación de la deuda soberana argentina de B3 a CAA1. Ojo, con Outlook estable. Algo así como, te pongo una calificación más cercana al default, pero te quiero mucho. Más allá de la ironía y siguiendo con el razonamiento anterior, también aquí podemos tomar dos caminos. Un camino en el que decimos que las calificadoras son un desastre y que solo basta ver como actuaron en la crisis del crédito del 2008 en EE UU otorgando buenos ratings a activos basuras, o podemos hacernos cargo más allá de las actuaciones de estas entidades. Los argumentos del downgrade fueron pérdida permanente de reservas internacionales lo que sin acceso al financiamiento internacional aumenta la vulnerabilidad, alta inflación e inconsistencia de la política económica. Cierto es que más allá de lo que pensemos sobre los servicios privados de rating service, nuestra economía perdió más de USD 11.000 milllones de reservas en el 2013, tiene alta inflación y ciertamente muestra fuertes inconsistencias.

La encrucijada que nos muestra el doble camino se presenta constantemente. En lo que respecta a la inflación, los números de enero parecían querer mostrar ciertas “ganas” de tomar el camino correcto, los datos de febrero anunciados hoy, lo vuelve a poner en dudas. Lejos de querer caer en frases hechas, en rigor solo hay un camino a tomar, el correcto. En líneas generales todos más o menos sabemos cuál es el camino a seguir. Esperemos que las decisiones “políticas” alguna vez estén en consonancia con este. Parece difícil.

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