Un círculo vicioso es, por definición,
una situación que resulta insoluble al existir dos circunstancias que son a la
vez causa y efecto una de la otra y que actúan de manera recíproca
quedando ambas sin explicación de causalidad. Por ejemplo, si miramos las
características de la emisión monetaria en argentina, bajo absoluta dominancia
fiscal, vemos que conforme existen altas tasas de inflación y de emisión, las
variables Precios y Dinero se mueven prácticamente juntas, exhibiendo alta correlación
entre ambas. Entre Precios y Dinero existe un proceso de retroalimentación bajo
estas condiciones. Ergo, a los fines prácticos, carece de sentido analizar
causalidades, más allá que académicamente resulte interesante. Solo basta ver
estos ejemplos de animación durante setenta años en países como Argentina y
Venezuela, contrastando con Alemania. Por lo tanto, de no romper
esta dinámica, nos encontraremos “girando” in-eternum. En criollo; es imposible
esperar resultados diferentes si continuamos haciendo lo mismo. La pregunta que
subyace aquí y que lamento no poder responder es: Busca el gobierno nacional
resultados diferentes?
Ahora avancemos un poco y veamos cómo
este círculo vicioso se reproduce en la economía en su conjunto. Tomemos como
punto de partida en forma ad-hoc cualquier variable de la economía, en
definitiva es un círculo y lamentablemente de allí no se va a escapar; por
ahora. Por ejemplo, el sector industrial lleva quince meses de caída
consecutiva en torno al 5,5% interanual, y aunque la nueva base de medición de
las cuentas nacionales nos dice que el sector de servicios ha aumentado su
ponderación a nivel agregado y podría alivianar la carga, cierto es que la
economía se encuentra en un proceso recesivo. La actividad económica cayó 4,2%
entre setiembre de 2013 y el mismo mes del 2014. Teorizar sobre procesos
sustitutivos de importaciones luce elegante, sobre todo electoralmente, pero la
realidad es que la producción doméstica es altamente dependiente de insumos y
bienes intermedios importados. Por lo tanto, si queremos aumentar la producción
a nivel agregado, tanto para el mercado interno pero sobre todo para los
mercados de exportación, necesariamente debemos aumentar el volumen de
importaciones. El problema es que a la economía argentina le faltan dólares
debido al proceso progresivo de estrangulamiento del sector externo. O sea, no
hay divisas suficientes para pagar esas importaciones de manera de liberar las
“fuerzas productivas” que permitan romper este círculo y nos devuelva a un
sendero de crecimiento, aunque incipiente. El fuerte deterioro del superávit
comercial sobre todo a partir del año 2011, sumado al proceso de expulsión de
Inversión Extranjera Directa y la falta de financiamiento externo debido a la
veda que existe en los mercados voluntarios de deuda internacionales, deja al
país sin fuentes genuinas de divisas, mientras las reservas internacionales no
pasan de USD 28.000 millones. Algo así como pasar de vivir con lo nuestro, a
vivir con lo puesto.
Apelemos entonces al mercado interno
dice el gobierno nacional. Para intentar sostener a la economía por el lado de
la demanda interna, necesariamente se debe expandir el gasto cada vez en mayor
proporción. Muy bien, pero el inconveniente es que mientras la tasa de
crecimiento del gasto es de 44%, los recursos lo hacen al 38% aproximadamente.
En buen romance, la brecha fiscal (déficit) se expande y ya supera el 5,5% del
PBI. La pregunta que sigue es; como se financia ese déficit? Pues con emisión
de pesos que impacta sobre el nivel de precios y deteriora el salario real.
Este es el círculo vicioso que nos remonta al comienzo de este artículo. Con un
agravante, a medida que el deterioro real se hace progresivo, el esfuerzo
fiscal para sostener la demanda es cada vez más pesado. Ergo, la economía se
achica de manera de caber en un Cepo.
Con la llegada del nuevo presidente
del Banco Central se intervino el mercado cambiario en un intento por contener
las diferentes cotizaciones del dólar y que no se disparen demasiado. O sea, se
le puso una tapa a una olla con una presión considerable. En definitiva, un
nuevo “equilibrio” inestable, con ajuste por recesión, que puede entrar en
ebullición ante cualquier perturbación. Un sistema altamente sensible a las
condiciones iniciales, dirían los teóricos de la matemática del caos.
Es debido a la dinámica mencionada que
muchos analistas especulan con la posibilidad de arreglo con los Holdouts hacia
enero del 2015. Conforme el deterioro avanza, la epopeya patria o buitres
comienza a perder contenido y habrá que ir imaginando un discurso que contenga el
“arreglo” sin entrar en contradicción con la retórica. De producirse una
entrada genuina, aunque incipiente, de dólares financieros, este círculo
vicioso podría empezar a romperse. Los deberes quedarán para la próxima
administración. Algunos imaginan en cambio comenzar por levantar el cepo
cambiario. Sin perjuicio de esas opiniones, y entendiendo que tarde o temprano
es necesario, les digo: Los ratios de solvencia financiera que permitan
eliminar las restricciones cambiarias (cepo) sin correr riesgos adicionales, a
saber: Reservas(al tc oficial)/M3 >
50% o una combinación del tipo (M2
privado * X + Depósitos a Plazo * Y)/Reservas (donde es necesario calibrar bien
X e Y), lucen, como mínimo, exigentes. El gráfico es gentileza del economista Gabriel Rubinstein.
A las perturbaciones “intrínsecas” que
la economía argentina podría presentar, como es la potencial aceleración de la
deuda en moneda extranjera bajo legislación New York, entre otras, se le agrega
un ciclo negativo de deterioro en el precio de los commodities y un eventual
endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal de los EE.UU. Si
bien los mercados globales están mostrando resistencia a la finalización de las
emisiones cuantitativas, y el miedo al overshooting parece apoderarse de
ciertos miembros del Comité de Política Monetaria, tarde o temprano la suba de tasas de corto
plazo de la FED será una realidad. Lógicamente el timing de este proceso será
clave para determinar la futura performance de los mercados emergentes en
general y latinoamericanos en particular. De momento se está observando un
reacople de Chile a tasas de crecimiento más moderadas, por no decir mediocres.
El pronóstico más halagüeño habla de un +2% en el PBI para el año 2014, contra
un 2013 que fue del +4,4% y un trienio 2010 – 2012 de +5,5% en promedio. El Banco
Central de Perú redujo el pronóstico de crecimiento del país a un 3% para el
2014, mientras Brasil se encamina a un nuevo período
de gobierno de Dilma donde el Real mostrará depreciaciones en el futuro y el
mercado accionario se mantendrá volátil conforme la economía más importante de
América Latina continúe mostrando el deterioro actual.
El ciclo ya no será tan favorable a la
región, y hacer los deberes dejará de ser una opción para convertirse en una
obligación, con la consecuente pérdida de grados de libertad en la Política
Económica. De no mediar cambios, en lo que a Argentina se refiere, lo importante
terminará por volverse urgente.
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