"La emisión monetaria no genera
inflación". Frase utilizada en exceso por los voceros del gobierno nacional en
un intento alquímico por desmentir análisis de economistas profesionales. Si
quisiéramos ensayar una primer opinión, uno diría: con una economía recorriendo
la fase expansiva del ciclo económico, una tasa de inflación relativamente baja
y un tesoro nacional utilizando racionalmente los recursos sin generar déficits
fiscales sostenidos, una tasa de emisión que acompañe dicho crecimiento y que
sea consecuente con un programa monetario serio, seguramente no impactaría en
exceso sobre el nivel de precios. De hecho sería recomendable. El problema es
que la economía Argentina dista mucho de este caso. Obviamente probar dicha
hipótesis significa calibrar un modelo intentando demostrar ciertas
consistencias macroeconómicas. Claramente no es la intención de este post,
puesto que además ha sido tópico de numerosos trabajos en la materia.
Sin embargo presenta cierta curiosidad
que la voz oficial recurra al remanido intento de poner a la Política Monetaria
de la Reserva Federal de EE.UU. conocida como Quantitative Easing (QE), a
partir de la crisis del crédito del 2008, como ejemplo para probar su
afirmación. A estas alturas parece mentira que haga falta explicar las enormes
diferencias entre la emisión monetaria en Argentina bajo dominancia fiscal y la
de EE.UU. Solo diré dos cosas. 1- EE.UU. expandió fuertemente su base monetaria
durante los sucesivos QE, casi 400%. Como el multiplicador de dinero bancario
era bajo, dada la crisis del crédito, el dinero aumentó solo un 50%. El gráfico
muestra las dos situaciones. De ahí la preocupación inicial de Ben Bernanke por
saber si el dinero emitido y volcado al sistema financiero para la compra de
activos tóxicos, entre otras cosas, sería usado para prestar y reactivar el
crédito. Bernanke fue un estudioso de la crisis del 30´ y conocía los estragos
producidos en la economía americana cuando se cortó por completo el canal
crediticio. 2- La evidencia muestra que cuando dinero e inflación se mueven en
rangos de solo un dígito no existe correlación entre ellos, pero cuando los
rangos son tan altos como en Argentina, dinero e inflación se mueven
prácticamente juntos. Por lo tanto intentar explicar quién nació primero, si el
huevo o la gallina, en el actual contexto, es una discusión sin sentido. Las
características de la emisión monetaria en Argentina generan inflación y
sanseacabó, parafraseando a un “nuevo dirigente político” que ahora resulta que
es la quintaesencia y reserva moral de la política vernácula. Para mayor
información, acá les dejo una interesante explicación del economista Luciano Cohan tomando como analogía a la física tradicional. Esperemos no sea necesario
llegar a la mecánica cuántica.
Dado el estado del arte de la economía
Argentina, con un déficit fiscal que, bien
medido, supera ampliamente el 5% del PBI y un gasto público creciendo
55% en forma interanual, es probable que no nos alcance $ 160.000 milllones
para cerrar la brecha. Uno de los mayores rubros del activo del BCRA son
adelantos transitorios al tesoro, que al 31-08, acusan la friolera de $ 217.900
millones. El cuento siguiente es sencillo. Como la
inflación desde la devaluación de enero a hoy no baja del 22% y el tipo
de cambio nominal casi no se movió, prácticamente se ha neutralizado toda
depreciación real. La nueva pérdida de competitividad en el sector de
transables presiona sobre el tipo de cambio a lo que se suma la fuerte
dolarización de carteras en general debido a desconfianza en la gestión
económica. O sea, fuertes expectativas de devaluación y aumento de las
preferencias por el dólar en una economía con absoluta restricción del sector
externo. Más aún, como dicha restricción obliga a las autoridades a pisar importaciones para no liberar divisas, el BCRA deja la "puerta abierta" para que importadores se hagan de estos dólares en el mercado de capitales mediante operaciones de contado con liquidación o dólar MEP. El problema es que esta operatoria devuelve una cotización implícita de 13,90 $/USD. Sin otra alternativa, quién recurra a ella, tardará muy poco en trasladar a precios este diferencial. Ergo, una devaluación encubierta, está operando ipso facto.
Como si esto fuera poco nos quedamos a
mitad de camino en la resolución del conflicto con los Holdouts, cerrando por
ahora toda posibilidad de volver a los mercados de deuda internacionales por
algunos dólares financieros. La liquidación de divisas del complejo
agroexportador tampoco ayudará en el segundo semestre, puesto que
estacionalmente siempre decae. Ergo, menores dólares comerciales. Desde mediados del 2003 y hasta el 2009 Argentina generó
superávit de cuenta corriente engrosando el nivel de reservas, pero a partir del
año 2010 generó déficit que prefirió financiar con reservas antes que recurrir
al endeudamiento. La reforma de la carta orgánica del Banco Central del año
2012 agrega mayor discrecionalidad al uso de las reservas para el pago de deuda,
además de generar un mecanismo automático de adelantos transitorios al tesoro
ampliando el rango. “Pasamos de vivir con lo nuestro a vivir con lo
puesto”, diría un profesor de Macroeconomía.
Si algo faltaba a este nivel de desconfianza,
ahora se agrega la presentación del proyecto de presupuesto para el año 2015
que entre otras cosas supone un crecimiento del PBI de 2,8%, un tipo de cambio
nominal de 9,45$/USD y una tasa de inflación promedio de 15,6% para el
siguiente año. El presupuesto de la dimensión desconocida. Realmente se hace difícil siquiera analizarlo. Todavía falta año
y medio para el cambio de gobierno y en rigor de verdad, es imposible llegar a
esas instancias solo haciendo control de daños. Cualquier medida de tipo
parcial que se tome en adelante o se consumirá rápidamente o será inefectiva.
Esta economía pide a gritos un shock de confianza proveniente de un Plan Global
serio comandado por un equipo experimentado y capaz de capear tormentas.
Lamentablemente no parece ser el camino que se vaya a adoptar.
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