En el mes de febrero pasado escribía esto. Hoy 6 de mayo nuestra economía está en líneas generales tal
cual lo anticipara entonces, con una salvedad: en ese momento decía que “hacia
julio íbamos a estar intentando crear estímulos de crecimiento pero con la soga
al cuello de la restricción cambiaria”, pues bien nos adelantamos casi dos
meses. La caída del nivel de actividad es tal que no llegamos hasta julio.
Recordemos que el sector industrial cayó 6% en marzo sobre todo arrastrado por el sector automotriz. También decía que “la suba de
la tasa de interés necesaria para frenar la corrida cambiaria traería como
efecto no deseado un frenazo de la actividad”, a esto debemos agregar el efecto
crowding out. Esto es, la economía está expulsando al sector privado del acceso
al crédito.
Claramente ninguna de las medidas
adoptadas tuvo como objetivo reducir la tasa de inflación, por ende continuamos
con un nivel de precios del orden de 35 – 40% anual. Una locura. Es cierto que
la fuerte espiralización puede haberse frenado hacia marzo – abril, pero esto
está motivado más por un ajuste recesivo de la economía que por una decisión
política de coordinar un plan anti-inflacionario. La tan mencionada frase
“sabana corta” es la forma más resumida de explicar lo que sucede hoy con la
economía argentina. La suba de la tasa de interés conjuntamente con la fuerte
absorción monetaria eran necesarias en orden de volver a anclar las
expectativas de devaluación y generar cierta recomposición de reservas internacionales,
pero al no haber un plan coordinado, estaba más que cantado que el parate se
venía.
El BCRA, en su compulsa con el
ministerio de economía, hoy parece estar cediendo cierto terreno convalidando
una reducción de 100 puntos básicos en su colocación semanal de letras y notas.
Para Lebac con vencimiento a 91 días la tasa es de 26,8%. Claramente comienza
de nuevo la etapa de fine tuning (sintonía fina) en una economía no proclive a
este tipo de calibraciones. En efecto, el mercado nuevamente descuenta
devaluaciones futuras necesarias para contrarrestar la pérdida de
competitividad producto de la inflación. Desde la devaluación del 23%
practicada a fines de enero la tasa de inflación fue del 14%. No hay que ser
economista para darse cuenta que perdimos 55% de devaluación real. La pregunta
es si devaluaremos en forma gradual o de un saque.
En un sistema económico con total
discrecionalidad como el nuestro, donde no existen metas fiscales ni
inflacionarias, hacer sintonía fina es calibrar el modelo a ojo; prueba y error
que le dicen. Subimos fuerte la tasa y conseguimos poner a dormir al dólar por
un tiempo, la bajamos mucho y es probable que lo despertemos y volvamos a
recrear un contexto de expectativas de devaluación que actuaría en contra de la
fuerte liquidación proveniente del agro de estos meses. En este sistema, sin
embargo, subyace una paradoja. Una suerte de pecado original que parece no
tener solución. Tanto si propiciamos un aumento del gasto con fuerte impacto en
la demanda agregada a través del consumo, como si desaceleramos la actividad
por las razones mencionadas, persiste una variable que parece no alterarse, la inflación. La presencia de una
inflación persistente impide incluso que un DILEMA se presente. Por
definición un dilema trae aparejado una suerte de necesidad de optar por dos
opciones DISTINTAS con resultados a priori diferentes. Sin embargo en Argentina
tenemos inflación tanto si crecemos como si nos estancamos. Elijamos el camino
que elijamos el resultado parece inexorablemente el mismo; inflados. Explicar este fenómeno
fuera de argentina es una tarea poco menos que titánica. Conforme los
mecanismos virtuosos a través de la inversión no entren en juego seguiremos en
este modus operandi.
Está más que claro que en la
medida que no intentemos anclar expectativas inflacionarias con un plan serio y
coordinado, la sábana corta persistirá y seguiremos corriendo la carrera
nominal de la rata entre dólar e inflación. Habrá que comprar unas buenas
running entonces puesto que es bastante probable que para agregar tela a esta
sábana haya que esperar hasta el 2016.
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